Dentro del proceso enseñanza-aprendizaje las emociones han logrado un gran protagonismo, convirtiéndose en un pilar esencial al momento de adquirir conocimientos. Los avances de las neurociencias demuestran que las emociones afectan los procesos cognitivos y pueden inhibir o potenciar el aprendizaje.
¿Por qué las emociones son tan importantes dentro del aprendizaje?
Las emociones despiertan el interés, la curiosidad y la atención al momento de aprender, facilitan la interiorización de la información, y favorecen la evocación y consolidación de los recuerdos. La información novedosa, innovadora y original llama la atención y provoca un aprendizaje significativo.
Si se involucran emociones positivas en el aprendizaje como la motivación, la información se asimila de mejor forma y perdura por mayor tiempo; sin embargo, cuando están presentes emociones negativas como la ansiedad, el aprendizaje se torna más lento y complejo.
A continuación, se mencionan algunos aspectos a tomar en cuenta para lograr un aprendizaje significativo, teniendo como eje fundamental a las emociones:
- A nuestro cerebro le encanta la sorpresa, por eso es importante que el aprendizaje cuente con este ingrediente que movilice el deseo de educarse.
- Despertar la curiosidad mediante preguntas, realizar experimentos, fomentar la exploración y la investigación, son claves para lograr un aprendizaje sólido.
- Procurar que el contenido y la forma de transmitir la información sea interesante y atractiva.
- Mientras más alto sea el nivel de entusiasmo, el aprendizaje será más productivo.
- La motivación, energía o vitalidad benefician el aprendizaje de procesos cognitivos ligados a la memoria, razonamiento, y toma de decisiones.
- Es vital que la información transmitida genere cierto grado de entretenimiento a través de experiencias, anécdotas, o casos.
- Es más sencillo recordar lo que se vive, se siente y se hace, porque generan una experiencia de vida.
- El reconocimiento y las experiencias de éxito permiten sostener la motivación hacia el aprendizaje.
- Estimular la creatividad e imaginación mediante la implementación de nuevos retos y desafíos.
- Desarrollar la inteligencia emocional, promoviendo la comprensión y el manejo de las emociones propias y las de los demás de forma efectiva.
En conclusión, es importante entender al proceso educativo desde una perspectiva integral, no solo desde el factor cognitivo; además, es preciso colocar al ser humano en el centro de su proceso de aprendizaje, posicionándolo como un ser activo y no pasivo.
Desde el ámbito familiar y académico es necesario crear un clima favorable, donde se tomen en cuenta las emociones y se favorezca el manejo y la regulación de las mismas a través de modelos acertados de actuación, con el fin de lograr un aprendizaje positivo y eficaz.
Psic. Cl. María Fernanda Bermúdez
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